Hace un mes, la agencia que dirijo hace 12 años, Smartcom Corp, cumplió 23 de operaciones. Ha sido para mí una suerte de hito histórico y feliz, especialmente después de las vicisitudes que atravesamos en la pandemia. Cuando lo veo en retrospectiva,  nunca imaginé que iba a ser mi propia jefa, que montaría un negocio cónsono con lo que había estudiado y en lo que había trabajado; que funcionaría por más de dos décadas, y que aquí mirando el entorno desde el 5to piso de mi vida tengo aún muchos planes para seguir creciendo.

No voy a negar que tener una agencia de comunicación y marketing cae en la categoría de vivir en la montaña rusa. Hay que tener estómago pues estás constantemente arriba y abajo. De la incertidumbre de los tiempos duros cuando tu facturación no cubre el final de mes, por más previsiones y planificación que hagas; a los bajones que te da cualquier comentario negativo de un cliente, el agotamiento de las tareas que se acumulan e invaden tu vida privada, pero luego viene la subida de adrenalina que produce cada logro, cada nueva venta y cada éxito de tus clientes.

Si tuviera la oportunidad de recorrer de nuevo esos 23 años claro que haría muchas cosas diferentes (esa es la ventaja de la experiencia y madurez) pero definitivamente recorrería el mismo camino, porque no hay nada que haga más sentido en la vida que crear y desarrollar algo propio en lo que crees y sientes verdadera pasión, donde puedes servir a otros y aportar valor.

Así que a los emprendedores con propósito les aseguro que apostar por su sueño vale la pena.  Pero también les digo que, si bien los negocios de servicios consultivos no son para todo el mundo, son grandes fuentes de aprendizaje. Comparto 8 lecciones aprendidas:

  • REVISA TU PROPUESTA DE VALOR CADA 3 AÑOS Y REINVENTATE ANTES QUE SEA NECESARIO. Si algo ha evolucionado dramáticamente en dos décadas es la forma de comunicarnos, de aprender, de vender, de comprar y consumir. Hacer una revisión interna de la forma cómo servimos y aportamos soluciones, valorar la experiencia del cliente, innovar con tecnología y nuevos formatos, reinventarse con una propuesta de valor renovada es esencial para mantenerse en el negocio. La ceguera y apegarse a lo conocido es una receta segura para el fracaso.

 

  • NO HAY SUEÑOS NI CLIENTES PEQUEÑOS. Tampoco proyectos imposibles; solo más complejos, que necesitan un enfoque diferente al usual. Nos ha funcionado asumir los proyectos sin ideas preconcebidas y abiertos a entenderlo todo: el tipo de negocio, sector y categoría, cultura organizacional, nicho, país… todo, con la convicción de que podemos ayudar, incluso a clientes más pequeños o marcas personales, que antes no eran nuestro target.

  • EL MEJOR BUYER PERSONA ES EL MOTIVADO Y COMPROMETIDO. Está bien tener una clara descripción del cliente ideal que queremos servir: que tenga un negocio en crecimiento, de los sectores x o y, que esté abierto al marketing digital, que esté dispuesto a invertir, etc. Pero, el mejor cliente ideal también es el que quiere trabajar en su comunicación y marketing, necesita ayuda, está comprometido y motivado.

 

  • CONFIANZA Y ESTRATEGIA SON CLAVES. La comunicación exitosa tiene tres componentes: estrategia, constancia y confianza. No podemos definir una estrategia si solo miramos el árbol en lugar de ver el bosque. Sólo se logra un posicionamiento y una reputación con consistencia; y hay que confiar que comunicar asertivamente siempre trae cosas

  • EMPODERAR EN LUGAR DE CONSENTIR. Los clientes se convierten en tus jefes. Así que es importante poner límites no solo de horarios, tareas o trabajo según el alcance del servicio; sino a nivel más profundo, establecer una relación de respeto profesional, que fomente la admiración mutua, la confianza, el apoyo y, sobre todo, la corresponsabilidad. Porque los grandes éxitos se consiguen en equipo: agencia + cliente. Así que en vez de consentir a tus clientes, es mejor servirlos empoderarlos.

  • NO OLVIDES POR QUÉ TE CONTRATARON. Independientemente del tamaño del negocio de tu cliente, todos tienen una razón muy específica por la cual te contrataron y es para brindar alguna solución. No para desenterrar problemas. Lo inteligente es descubrir cuál es ese motivo y tenerlo siempre presente en el marco de nuestro servicio.

  • DESAFÍA LAS SUPOSICIONES DE TUS CLIENTES. Escucha de forma activa lo que tus clientes te comunican y sus razones ulteriores. Tras peticiones como «necesitamos un nuevo sitio web», «una campaña de PR” o “hay que mejorar el SEO”, podría haber razones distintas a las expresadas y evidencias de cuál es la verdadera solución.

  • MIDE EL IMPACTO DE TU TRABAJO EN EL NEGOCIO DE TU CLIENTE. Si no puedes relacionar el trabajo que hiciste directamente con el desempeño del negocio de tu cliente, probablemente te cortarán la cabeza tarde o temprano. Lo que no se mide no existe, aunque trates de documentar todo lo que hacer por tu cliente cada día.