Un contenido de valor es una pieza de comunicación que aporta beneficios al público objetivo al que va dirigido. Es fundamental que no pase desapercibido. Para ello tiene que estar cuidado y ser relevante.

Una Marca Personal tiene que aprender a crear contenidos de valor porque con ellos puede atraer a las audiencias correctas a su sitio web, sus redes, conseguir una comunidad conectada y ganar su confianza, lo que se traduce en credibilidad y reputación.

Y es la confianza el primer ingrediente para que esa relación con tu comunidad prospere y genere conversiones: una suscripción a tu newsletter, la inscripción en tu webinar, una recomendación o que eventualmente algunos compren tu producto o servicio.

Crear un buen contenido es también una manera de mejorar la clasificación de tu sitio web en Google, aumentar su tráfico y conseguir más visibilidad.

Recuerda que Google sufre de exceso de información, y el desafío es que tu contenido destaque para una tipología específica de clientes.

El contenido de valor es una forma de acercarte orgánica y sutilmente a tus potenciales clientes, para que en un futuro estén más predispuestos a comprarte. Pero, primero debes conocerlos en profundidad y ponerte en sus zapatos.

El tráfico de calidad solo llega con contenido de calidad, y las personas generalmente se acercan a un contenido cuando:

  1. Les inspira
  2. Les informa algo novedoso.
  3. Les resulta útil, les enseña, les aclara
  4. Le entretiene

Y para que ese contenido sea bueno,  debe ser:

  • Original y con personalidad.
  • Relevante, útil y fácil de compartir.
  • Tener una finalidad.
  • Y Estar escrito para un público objetivo concreto. Para algunos será un contenido muy útil, para otros en cambio será irrelevante. Por eso, es muy importante definir cuál es el objetivo de tu contenido y a qué público objetivo va dirigido.

Así que lo primero es tener claro cuáles son los temas que responden a los dolores, expectativas y necesidades de tu buyer persona. Y luego puedes redactar algo que informe, entretenga, enseñe, llame a la reflexión, inspire o motive.

Crear buenos contenidos, que aporten valor a tu audiencia, requiere no solo destreza sino una gran inversión de tiempo en investigación, redacción, diseño, grabación y edición, según el formato que tengas en mente. Requiere planificarse, iterar sobre un borrador hasta llegar a la versión final que te deja satisfecho (y a los perfeccionistas eso nos cuesta, ¿verdad?). Exige previamente conocer cuáles son los temas que responden a los dolores, expectativas y necesidades de tu audiencia, así como cuál es el objetivo de cada contenido.

Hay 4 tipos de contenido según el objetivo que persigan:

  • los que inspiran
  • los que informan
  • los que educan
  • los que entretienen.

Y luego hay una mezcla, posible y deseable, entre todos ellos para dar balance, variedad y hasta un poco de sorpresa a tus redes sociales, a tu blog, tu newsletter, o cualquier canal por el cual te comunicas digitalmente con tu audiencia.