Por Patricia Figuera Ochoa

Las comunicaciones tienen la función de crear matrices de opinión y espacios en los que los sentimientos que se generan definen la pauta de actuación.

Al comunicar, sin importar si lo hacemos a través de un medio de comunicación tradicional, de las diferentes redes sociales o de los canales de comunicación interna e interpersonal, las palabras tienen un objetivo y en una sociedad como la de hoy, caracterizada por la defensa de los derechos y la equidad, un lenguaje inclusivo y no violento es clave para ser considerado una marca de valor, proveedor de información veraz y oportuna.

El lenguaje a usar puede ser asertivo, pasivo o agresivo. A través del asertivo dejamos atrás el estigma, la desigualdad y la victimización. Asimismo, cuando omitimos los términos adecuados o utilizamos lo errados, propiciamos la violencia.

En este sentido, cuando llamamos víctima a una superviviente de violencia de género no damos espacio para que se entienda que no sólo exige justicia por lo que le ha sucedido, sino un cambio de patrón en el que sea protagonista. Cuando decimos discapacitado y no persona con discapacidad, restamos humanidad y somos violentos con esa mujer, hombre, niño o niña que forma parte de la sociedad y actúa como parte de esta de manera activa o así espera poder hacerlo. Cuando omitimos información que permita reflejar los hechos completos o mostramos de más porque el objetivo va más allá de informar,  somos violentos y alimentamos la violencia de otros al servir de validadores de sus modos.

Ser objetivo es ser asertivo. La asertividad es un comportamiento comunicacional en el que la persona ni agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos.

Como proveedores de información, estamos llamados a propiciar la reflexión sobre los estereotipos, los prejuicios y la violencia; siendo así partícipes del cambio social.

La definición de los mensajes a compartir es clave. Estos deben responder a una estrategia, con objetivos claros a cumplir y/o metas a alcanzar, pero sobre todo a un reconocimiento del impacto que tiene la comunicación sobre la sociedad.

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