Dos años después del fatídico confinamiento del 2020 la industria de eventos (públicos, corporativos y privados) se vuelve a poner de pié, ante la imperiosa necesidad de contacto humano para celebrar, socializar, generar conexiones laborales y comerciales, que son un componente importante tanto para el desarrollo de los negocios, como de la construcción de confianza entre los colaboradores de una misma empresa.

Consideremos esto: hay muchas empresas con equipos formados por gran cantidad de profesionales de nuevo ingreso, que entraron en algún punto de la pandemia, pero jamás se han visto personalmente con sus compañeros y jefes. Asimismo, hay proveedores de servicios que jamás han visto en persona a sus clientes. Y, seamos francos, hay un cierto “hartazgo” generalizado en torno a los congresos 100% virtuales, las celebraciones de fin de año desde la pantalla y los zoom-pleaños. Como seres sociales, necesitamos RECONECTAR y vivir EXPERIENCIAS físicas en grupo; y los eventos existen para y por esa simple razón.

En Smartcom venimos poniendo el termómetro a la evolución de estas actividades en nuestros mercados de influencia. Hemos ido evolucionando hacia formatos de reuniones más íntimos e híbridos, pero construyendo experiencias de 1er nivel apoyadas en la tecnología, lo audiovisual y la creatividad. Y apenas a cuatro meses para culminar el año, comenzaron a llegar tímidamente solicitudes de asistencia para la producción de reuniones o eventos corporativos de fin de año.

Sin embargo,  las condiciones ya no son las mismas, y vemos como lugar común: presupuestos mucho más pequeños (incluso para empresas que aumentaron su HeadCount), indecisión y pérdidas de tiempo, falta de comprensión de cuáles son los componentes técnicos y comunicacionales clave de un evento exitoso, nuevos responsables a lo interno de las empresas con mucha improvisación y desconocimiento de cómo se hace este trabajo o que es lo que más valoran los colaboradores o clientes(para priorizarlo en la inversión)

Justamente en este punto viene mi reflexión: contar con un buen Corporate Meeting Planner, con experiencia profesional probada a nivel creativo, logístico, de conocimiento del mercado y producción técnica; es especialmente importante en tiempos de escasez y cambios profundos, donde lograr la reconexión y el engagement es tan importante.  

Y aunque personalmente admiro la filosofía DIY (Do It Yourself), que se refiere a asumir la responsabilidad de tu vida y del mundo que te rodea a través de la acción directa, autosuficiente y positiva; también es verdad que no te haces un experto profesional en casi nada solo viendo videos en Youtube o leyendo artículos tipo How To en Google.

A ver si me explico mejor: puedes gestionar las redes sociales de tu empresa sin conocimiento profesional ni experiencia…solo porque tienes redes personales…pero hacerlo bien, con estrategia y criterio para apoyar tus objetivos de negocio y obtener resultados medibles; eso es otra cosa. Puedes hacer una página web gratis; pero que sea profesional, optimizada, con criterios SEO y capacidad de conversión…eso es otra cosa. Puedes escribir contenidos para tu sitio web o mandar comunicados a los medios, pero que alguien los lea, o te publiquen, que te ayuden a posicionar mejor y ser más reconocido; eso es otra cosa.

Y lo mismo pasa con tu evento corporativo, puedes darle la responsabilidad, como en el pasado, a la asistente de presidencia o de RRHH para que “haga algo bueno, bonito y barato” y que Procura contrate a la agencia o productora más económica que encuentre “para poner unas lucecitas, un DJ y algo de sonido”, sin mayor chequeo de credenciales, experiencia y portafolio. Pero hacerlo bien es otra cosa; pues bajo ese esquema las empresas se exponen a no cumplir con los objetivos planteados o a que los proveedores no cumplan en tiempo, forma y calidad, y nada te garantiza que tendrás una experiencia de marca memorable, que sume a tu reputación, construya relaciones y logre el delivery de los mensajes correctos.

Vivimos otros tiempos y regresar a las prácticas poco profesionales del pasado, después de la crisis, con un mundo avanzando hacia la transformación digital, no parece una buena idea.

En conclusión, cuando hay presupuestos limitados y múltiples desafíos, la mejor decisión siempre es confiar en equipos profesionales, capaces de dar sentido al dicho “zapatero a tus zapatos”.