El lenguaje corporal es el lenguaje de los sentimientos y las emociones, pues transmite nuestro estado de ánimo. Mediante un sólo gesto podemos comunicar sin palabras e incluso contradecir lo que decimos verbalmente.

Si somos observadores atentos, nos permite saber qué siente o piensa nuestro interlocutor, aun cuando se esfuerce por ocultarlo.

Y cuando somos conscientes de cómo usamos nuestra corporalidad, la gestualidad, las miradas, las sonrisas….es decir usado con consciencia, es una potente herramienta para que nuestro público comprenda exactamente lo que queremos decir, sin lugar a interpretaciones erróneas, y nos pongan toda su atención.

El cuerpo dice mucho sobre nosotros (¡más vale saberlo!) Mientras que lo que decimos (las palabras, el mero contenido) tiene un impacto de 7% en la recordación de la audiencia promedio,  nuestro lenguaje corporal (postura, gestos, miradas) es responsable del 55% de ese impacto, y nuestra voz (volumen, entonación y tono) tiene un 38% de ese impacto.

Sea que estemos interactuando en una reunión presencial o virtual (siguen siendo las más comunes) es importante que estemos atentos a las señales que emite nuestro cuerpo para que le den poder a nuestras palabras, en lugar de sabotearlas:

La voz:  Atento a los cambios del tono, la entonación, el ritmo y la continuidad del habla. Mantener un buen tono (ni muy bajo ni muy alto), con una pronunciación adecuada y cambios de ritmo en el discurso según el énfasis que queramos dar.

Los gestos de la cara tienen un poder increíble: Hay 32.000 expresiones faciales, que reflejan 7 emociones básicas que existen desde que nacemos: alegría, miedo, ira, tristeza, desprecio, aversión y sorpresa.

Las manos: Pueden ser una gran ayuda visual para acompañar rítmicamente nuestro discurso y drenar energía (que reprimida se convierte en nervios descontrolados) si se mantienen abiertas, relajadas o colocadas suavemente sobre la mesa o el regazo. No cerradas, no apretadas, y menos jugar con ellas.

Mantente alerta con otras señales que evidencian angustia: Movimientos rápidos, bruscos y lineales, aumento excesivo de la velocidad y ritmo al hablar, mucha agitación e inquietud en la silla.

Te comparto algunos tips que te ayudarán a conocer mejor tu lenguaje corporal y hacer que trabaje para ti:

Lo que expresan tus manos:

Muévelas con seguridad, pero sin exagerar, para transmitir confianza, dinamismo y entusiasmo. Te ayudarán a drenar energía, ser más influyente y persuasivo. Cuando no las uses mantenlas relajadas, separadas y libres de objetos distractores. En video conferencias evitar moverlas demasiado o acercarlas mucho a la cámara para no tapar tu rostro.

No te toques la cara o el cabello:

Proyecta inseguridad e incompetencia, incluso que estás mintiendo. Lo mismo ocurre si te muerdes un labio, haces muecas o jugueteas con un objeto entre tus manos.

Controla tu mirada:

El único lugar donde deberían estar tus ojos es mirando a la cámara (en video llamadas) o recorriendo los rostros de tu audiencia, para hacer conexión emocional. Mirar hacia arriba, a los lados o hacia abajo da una clara percepción de que estás inseguro, no saber, no recuerdas o estás mintiendo.

Un gesto que evidencia interés de tu parte hacia tu interlocutor es elevar tus cejas para mostrar interés y asentir con tu cabeza para remarcar que escuchas bien.

Asume una “posición de poder” Nada de estar encogido, con los hombros hacia abajo y la cabeza gacha, como en posición de derrota; o extremadamente cómodo y relajado, en posición de desinterés. Siéntete “grande” en el espacio, sentándote recto,  con ambos pies en el suelo. Respira hondo y exhala por tu boca para relajar tu cuello y garganta. No te eches hacia atrás, por el contrario, ligeramente hacia adelante. Así tu imagen va a ocupar más espacio en las pantallas y tu voz va a sonar mejor.

Mantente abierto y erguido, literalmente:

Las manos cerradas y apretadas y el balanceo denotan nervios e inseguridad y solo van a restarle valor a lo que digas. Y los brazos cruzados son una muestra evidente que igual de cerrada está tu actitud y tu mente.

Sonriele a la cámara:

Ayuda a que tu encuentro sea productivo, relaja los músculos y predispone positivamente a tu interlocutor.

Se natural y no fuerces la voz:

ni generes tensión adicional en tu cuerpo, ya que todo eso te agotará física y emocionalmente. Habla de forma pausada, con un ritmo medio, que puedes variar al igual que el volumen, para aportar dinamismo y dar énfasis. Es muy importante una buena pronunciación de las palabras y una entonación adecuada con un volumen que permita que todos escuchen y se mantengan alertas.