Las ciudades y los países también tienen una marca y una estrategia que pretende comunicar cuál es la propuesta de valor y la oferta diferencial que esa zona del mundo ofrece principalmente a turistas y residentes temporales.

Medellín, la 2da ciudad más importante de Colombia, tenía una pésima marca ciudad. Solía asociarse con la imagen del fatídico Pablo Escobar, la cocaína, los grupos armados y la mafia. La violencia que marcaba la realidad, y por supuesto, la imagen pública de la Ciudad, alejaba a toda velocidad la posibilidad de prosperidad derivada de la industria turística.

Aunque la ciudad aún lucha contra diferentes problemas sociales, varias políticas públicas que apuntan a la transformación social, la educación, el urbanismo social, la inclusión y la innovación han producido avances importantes contra la violencia y el tráfico de drogas, brindando una calidad de vida inesperada a sus habitantes y atrayendo no solo negocios, sino nómadas digitales y turistas.

De acuerdo con reportes del Observatorio Turístico de Medellín, solo entre enero y mayo de 2022 se registraron 472.826 viajeros que pasaron por el Punto de Control Migratorio del Aeropuerto José María Córdova, lo que representa un 38 % de crecimiento, comparado con el mismo periodo de 2019.

Hoy Medellín es conocida por sus proyectos de inclusión e innovación que abarcan el desarrollo de un sistema de transporte único en Colombia, un modelo de bibliotecas públicas que ha llevado la cultura y el conocimiento a zonas vulnerables, una oferta masiva y gratuita de instalaciones deportivas, el desarrollo de la mayor industria textil en el país, y la apertura de varios espacios que brindan la vanguardia del emprendimiento y la innovación.

Un ejemplo increíble y concreto de la transformación social de Medellín (y su impacto en la marca ciudad) es la metamorfosis social de la comuna 13, donde los proyectos de inclusión, arte y cultura urbana, se han convertido en referentes para el resto del mundo.

La comuna 13 de Medellín era una de las zonas más peligrosas de Colombia, de violencia extrema, reconocida como un campo de batalla entre pandillas, narcos, paramilitares y el Gobierno. Y eso fue hace solo 20 años.

Actualmente no podría hablarse de este lugar como un modelo perfecto de planificación urbana, pero sí como un laboratorio radical donde se llevan a cabo experimentos comunitarios que buscan mejorar el tejido urbano y social, así como romper el ciclo desesperanzador de pobreza, sufrimiento y destrucción, en que los habitantes tenían prohibido soñar con una vida mejor.

Los temas del arte callejero de Comuna 13 son tan diversos como las personas que los crean, desde ser profundamente políticos y serios hasta ser divertidos, satíricos e irreverentes.

Y aunque el arte callejero puede verse en cualquier lugar del planeta, las expresiones artísticas de la comuna 13 de Medellín no esconden el barrio, solo muestran su mejor cara, una cara suficientemente segura, alegre e impactante, como para que cientos de turistas decidan subir diariamente “el cerro”, otrora impenetrable, dirigidos por los guías de los famosos graffitours, para conocer las expresiones artísticas en San Javier, saborear las delicias de los helados de mango y la cerveza artesanal, mientras gozan de una vista panorámica increíble, sin saber que recorren una pequeña parte de un plan maestro que ya lleva cerca de dos décadas de transformación social.

El arte callejero es solo una parte de esto, la ciudad ha adelantado programas de educación pública, seguridad, actividades para los jóvenes, bibliotecas y aumento de transporte y oportunidades económicas.

Como referente comparativo, las escaleras eléctricas de la comuna 13 de Medellín equivalen a ascender 16 pisos en 12 tramos (seis ascendentes y seis descendentes) y una longitud total de 384 metros. Hoy, este equipamiento beneficia a unos 12.000 ciudadanos y se ha convertido en referente internacional de transformación integral.

La historia de Medellín está en pleno desarrollo. Mientras tanto disfruta de su merecida nueva popularidad y lanza orgullosa su nueva identidad de marca ciudad, una que promete que en Medellín todo florece. Una marca inspirada en la transformación, en una tierra fértil donde llegan muchas semillas, donde todo germina, crece y florece. Medellín se transforma, como su imagen frente al mundo.